(Claudia la de la camisa verde).
Desde los 5 años de edad inicié mi vida cristiana debido a que mis padres también comenzaron a buscar de Dios (porque tenían problemas de pareja). Durante mi niñéz viví muy tranquila; cuando tenía 8 años de edad mi padre se enfermó, y le diagnosticaron tumor hipoficiario. Esta fue una gran formación para mi padre y para toda la familia, porque aquí aprendimos a depender más de Dios. Por lo demás mi vida fue muy tranquila.
Ya en la adolescencia, y terminando mi bachillerato entre en una crisis depresiva, esto a causa de mi ansiedad y mi baja autoestima. No le encontraba sentido a mi vida y solo deseaba morir; me alejé de mis amigos y ya no asistía al colegio. Gracias a las oraciones de mis líderes y mis padres, pero sobre todo a la misericordia de Dios, logré salir de esto, colocando mi confianza totalmente en Dios.
Cuando salí del colegio, no sabía qué estudiar, pero el Señor me ayudó a tomar una decisión sobre lo que debía estudiar. En la universidad hice 4 semestres de fonoaudiología, carrera de la cual no me arrepiento porque llenó todas mis expectativas. Estando en segundo semestre conocí mi primer novio, por el cual doy gracias a Dios por su vida, que aunque no estaba en los caminos del Señor y me llevó a cometer muchos errores, pude entender la importancia de seguir los caminos del Señor, ya que estos nos llevan a tomar mejores decisiones para nuestra vida y sin equivocarnos.
A finales de 2005, se me presentó la oportunidad de ser parte del Plan MIL; estaba cansada de llevar una aparente vida cristiana y por eso tomé la decisión de entrar al Plan MIL, y hasta el momento creo que ha sido la decisión más importante de mi vida, debido a que en él he podido comprender lo que significa buscar a Dios de verdad, además de recibir una formación muy especial en cada una de mis áreas. Por esto estoy profundamente agradecida con mi buen y amado Señor.
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